Poetry
Thousand Languages Issue 3
Ama
Bertha Mia BazbazBesa la mano que te abofetea. El hambre es más dulce que la miel salvajera. Naciste en el Año del Buey, pero eres un Caballo-Fantasma. Cada año el perro callejero se convierte en un dios por un día. Cuando se vuelve verde el cielo con langostas, hasta las langostas se lanzan al viento. Ningún buey deambula y se cae por el precipicio por accidente. Nunca vuelvas a casa con las manos vacías: un semilla de mostaza, cuentas de oración, una espina… En florecimiento, canté koel: canté buitre en fuego salvajero: para impedir que tus ojos se vuelvan pétalos de una polilla, canté molino de piedras y ortigas. Mata la lámpara del querosén antes de que la polilla huela. En la oscuridad, tu propio perro te puede arrancar la pantorrilla de un mordisco. Si siembras una pera, no vas a cosechar un caqui. Una semilla de mostaza, machacada, hizo girar la cuadriga de Kubera. Cuando no puedas distinguir una estrella de las otras, cierra la casa y quédate en silencio hasta que cante el cuervo. Solo puedes ofrecer tus labios, no tus hombros, al buey en el precipicio. Duerme con la espina bajo tu almohada: una noche la necesitarás para arrancar un aguijón del iris de tu caballo. La leche, bebida en exceso, se hace cicuta. Ciertas hambres no tienen nombre. Besa los ojos de una mujer que vio cómo se enfriaba su bichito de luna en su regazo y sabrás lo que significa cargar un buey caído en su garganta. Las palabras de una madre: tírate un pedo dentro de un lago. Un cuervo posado en silencio en la rama de un caqui nunca es sólo un cuervo. Cada antepasado es un buey que sale del fuego salvajero. Hablo con una boca llena de abejas.
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