Hybrid Genre
Thousand Languages Issue 2
La política de metamorfosis
Isabel HaasAunque generalmente no lo encontrarás así, en este pueblo, el vientre de la niña es muy apreciado. Su marido, muerto después de que su tractor se estrellara contra una roca invisible y se volcara, dejó su semilla allí. La rodearon para protegerla de la vista de su muerte, porque estaba casi lista para dar a luz. ¡El niño! ¡El niño! susurran, presionándola con sus manos sombrías y sudorosas (porque su marido era un hombre amado, un hombre poderoso). La rodean con la esperanza de que dé a luz algo mejor que ellos. De repente ella es parte de... ¿qué? En los cuentos, las niñas son transformadas en vacas o árboles o ríos, o las hacen acostarse con cisnes y toros y ríos. Incluso comer una baya inocente en un páramo abandonado puede dejar a una embarazada de algún dios vegetal.
Dicen que la niña ha madurado, está a punto de dar fruto. Su marido no habría fructificado, no habría madurado, incluso si no hubiera muerto. Y así la niña ha aprendido que el lugar de su metamorfosis es su útero. ¿Pero qué quiere la chica? ¿Y qué de útero?
La niña no puede respirar. El niño se mueve como un terremoto dentro de ella, muestra las huellas de su mano, de su pie, a través de la piel de su vientre. La niña quiere que le rodee el dedo con la mano. Ella lo quiere sacar. Ella quiere estar sola. Ella no quiere nada más que robar chocolates y agacharse en algún lugar sola, escondida, sola, para comer.
La niña corre. Corre hasta que siente un espasmo de advertencia en la espalda. Se detiene en el cementerio. Ella puede ver que la última temporada de excavación encontró la misma vieja tierra enterrada debajo de las nuevas cenizas, los nuevos huesos, debajo del montón de basura y la loza rota, debajo de las historias que no podían cambiar, debajo del esto y del aquello de las palabras que dicen los aldeanos. Está claro, se recuerda, que un hueso es un hueso, sin importar dónde se encuentre.
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