Poetry

Thousand Languages Issue 2

Hayden's Ferry Review

Self-Portrait as Minotaur

Jacqueline Balderrama

When I charged, my sisters fled and were faster—
pattering feet on the brick path, rustling orange trees.
I guess you could say, It’s dark in here

Holes for the nostrils and eyes do not align,
so beams of light dart in like bioluminescent fish, 
the space hot and pressed into my shoulders. 

When I try on this old head, I enter a dark house. 
Every room may as well be the same 
without colors. In my own home, I try

to learn watercolor, to cook dinner. 
I can’t tell if it’s wreckage or finished. 
My husband brings me offerings of flower petals. 

Should I devour them or just inhale? I’m trying to disprove 
assumptions about the monster—the always eating, 
the appetite for sex, the disappearing acts. 

So doing, I cannot pose with food, 
or recline in bed, any gesture mistaken 
for fleeing or chasing or aggression. I do not know

what to do with my hands. These days, 
bullfighters practice with training carts—
the bull’s head at the prow of a wheelbarrow, 

and the person not so much inside, 
steers from the back. In this hollow, 
never knowing if I’m alone,

I can only stand still, sway
my weighty head from side to side
until the world is spinning.

Autorretrato como Minotauro

Fabián M Díaz Chacin

Translator's Note

Cuando cargué, mis hermanas huyeron y fueron más rápidas
pies chapoteando en el sendero de ladrillos, susurrando en los
árboles naranjas. Supongo que podrías decir, Está oscuro aquí.

Los agujeros para las fosas nasales y los ojos no se alinean, 
así que rayos de luz se lanzan como peces bioluminiscentes,
el espacio caliente y presionado contra mis hombros.

Cuando me pongo esta cabeza vieja, entro en una casa oscura.
Cada habitación bien podría ser la misma
sin colores. En mi propia casa, intento

aprender acuarela, cocinar la cena.
No puedo decir si es un naufragio o está terminado.
Mi esposo me trae ofrendas de pétalos de flores.

¿Debería devorarlos o simplemente inhalarlos? Estoy tratando
de refutar suposiciones sobre el monstruo: el comer siempre, el
apetito por el sexo, los actos de desaparición.

Al hacerlo, no puedo posar con comida,
ni reclinarme en la cama, cualquier gesto malinterpretado
como huida, persecución o agresión. No sé

qué hacer con mis manos. Estos días,
los toreros practican con carros de entrenamiento,
la cabeza del toro en la proa de una carretilla,

y la persona no tanto dentro,
gobierna desde atrás. En este hueco,
nunca sabiendo si estoy sola,

solo puedo quedarme quieta, balancear
mi cabeza pesada de un lado a otro
hasta que el mundo esté girando.

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